El templo original se construyó a finales del siglo XII. Consistía en una sola nave cerrada con ábside de planta semicircular. Tiempo después, entre los siglos XVI y XVI,I se añadieron en el lado de la Epístola (lado derecho), varias edificaciones; la sacristía y la capilla de Nuestra Señora del Rosario en una primera fase, y el pórtico que cobija la portada clasicista y la torre de plante rectangular. Ésta muestra una escalera de caracol adosada.
En el interior destaca la bóveda de cañón que cubre la nave, facturada en madera y revocada en yeso. En el ábside, sin embargo, la bóveda es de cuarto de esfera. En el presbiterio destaca sobremanera un retablo romanista dedicado a San Martín.
En la capilla de Nuestra Señora del Rosario se encuentran las dos obras más interesantes del templo, el retablo y la imagen del Santo Cristo. El retablo tiene un gran valor tanto histórico como artístico. Su excelente calidad en la factura muestra la notoria influencia de los talleres escultóricos romanistas de la cercana localidad navarra de Sangüesa. El Cristo es una obra de la segunda mitad del siglo XVI, posiblemente realizado por talleres aragoneses, y destaca por su tratamiento naturalista, el cuidado modelado de su anatomía y la expresividad de su rostro.